La serie "Old Fire"; viejo fuego, viejo vapor; de la marca de juguetes italiana Brumm; fue una gran ocurrencia de ésta casa juguetera en los años 80; en la cual se decidió crear una línea de miniaturas para coleccionistas que hiciese honor y recordase los más raros y por muchos olvidados, vehículos a vapor que existieron ántes de la invención del automóvil de gasolina. Era algo justo, pues no en vano se trata de los primeros vehículos de la historia que pudieron moverse por sí mismos; y su aspecto curioso y su rareza les hicieron ser bien acogidos por los coleccionistas. Hoy día todavía es relativamente fácil poder comprar en Internet uno de éstos modelos de Brumm a un precio razonable, incluso con su caja original. Ésta serie de miniaturas incluye entre sus modelos éste otro curioso vehículo, que como todos los de éste blog, pertenecen a mi colección. Se trata del carro de Gurney; otra curiosidad y rareza que en el siglo XIX sorprendíó a campesinos y viandantes circulando humeante por los caminos de la época. Su historia es la siguiente:
El ingeniero británico Goldsworthy Gurney diseñó y construyó entre 1825 y 1829 una serie de carruajes a vapor con los que inauguró una línea de transporte por carretera que duró hasta los inicios de la década de 1830. Éstos grandes carruajes con un robusto chasis, motor de vapor situado en la parte trasera y carrocería de pasajeros tipo berlina, apoyaban su peso en cuatro ruedas, mientras que por la parte delantera sobresalía otro eje de ruedas más, articulado, que estaba destinado a ser la guía de dirección del coche, la cual era movida por un chófer con una sencilla palanca, igual que en el carro de Trevithick. Características fueron sus chimeneas y cilindros que sobresalían del motor en la parte posterior, El coche, de aspecto robusto y armonioso a la vez, llegó a moverse a una velocidad de unos 32 km/h, y transportaba pasajeros entre Londres y Bath resoplando por los caminos. Nótese que el chófer encargado de girar las ruedas delanteras estaba sentado en una posición muy baja con respecto a la tradicional de los cocheros de caballos, al mismo tiempo que el habitáculo de pasajeros tenía bastante altura con respecto al suelo.
Dibujo de 1827 del Carro de Gurney |
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