Desde aquí invito a los espectadores internautas a ver mi colección de vehículos a escala; turismos, camiones, carruajes, autobuses, etc. Los comienzos de ésta colección se inician con los juguetes habituales y corrientes que me fueron regalando desde muy pequeño, hasta que a continuación; de ser un juego pasaron a ser una afición; por lo que realmente desde niño hasta ahora, nunca he dejado de tener nuevos modelos de coches a escala. Todo aficionado tiene cierta "temática" a la hora de decantarse por un gusto o tipo de modelos coleccionables. En mi caso, el espectador de ésta página podrá comprobar que mis modelos de turismos son sobre todo berlinas, sedanes de cuatro puertas y rancheras o familiares, normalmente de calle, comunes y corrientes; y en cuanto a las épocas; van desde los elegantes carruajes del siglo XVIII, hasta los automóviles de la década de 1970, incluso alguno de los 80. Es decir, lo que hoy se denomina como "clásicos". Bienvenidos a ésta página y deseo de todo corazón que disfruten de éstas imágenes como yo de compartirlas con ustedes.

J. D. López

28/10/15

CARRO DE TREVITHICK, 1803, de Brumm, 1:43



Interesante y curioso modelo de la casa italiana Brumm, perteneciente a su serie - colección "Old Fire", la cual es una compilación de carruajes y coches a vapor construidos entre finales del siglo XVIII y mediados del siglo XIX. El Carro de Trevithick, del año 1803, fue tal vez el primer intento serio de hacer un automóvil de pasajeros sin caballos, movido por vapor. Para ello, su inventor, Richard Trevithick, que también realizó una de las primeras locomotoras de vapor, construyó un chasis al que acopló una pesada máquina de vapor, y sobre ello, una carrocería de carruaje para acomodar viajeros. En la parte delantera del vehículo, un chófer guiaba las ruedas delanteras con una barra-guía. La condición de prototipo del vehículo, lo primitivo de su motor de vapor, inspirado en los de las minas de carbón, y la necesidad de enormes engranajes y contrapesos de rueda para adecuar la fuerza de los pistones a la velocidad de marcha del carro, sumado al gran peso posterior, produjeron que las ruedas traseras del coche fuesen enormes, casi el doble de altas que una persona, lo que dotaba al ingenio de un sorprendente y sensacional aspecto tanto en su tiempo como para los tiempos actuales. Al lado de todo el bloque de motor y ruedas traseras, el ya de por sí generoso habitáculo de cuatro o seis pasajeros, se quedaba pequeño en aspecto de tamaño. Al interior del carruaje, los viajeros debían acceder escalando entre las suspensiones y engranajes laterales. Los carros de Trevithick funcionaron un corto periodo de tiempo por algunos caminos ingleses, pero eran más caros de mantener que un coche de caballos, por lo que dejaron de utilizarse, continuándose con la tracción animal como transporte más económico y rápido. Décadas después, nuevos carruajes a vapor fueron experimentados y volvieron a resoplar de nuevo por las arboladas carreteras de Gran Bretaña y otros países europeos.

La miniatura de Brumm del Carro de Trevithick es curiosa e interesante como lo fue el real coche que representa. En escala 1:43, sobrepasa con diferencia en altura los demás modelos, igual que ocurría con el carruaje de la vida real. Al moverse las ruedas, los engranajes del motor se mueven con ellas dotándola de mayor realismo, y sus piezas son de la acostumbrada finura y detalle de la marca Brumm.

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